El producto del que hoy vamos a hablar es el aerosol o spray, un envase común y de uso cotidiano, que puede dispensar una gran variedad de productos y finalidades, y que puede ser totalmente reciclable. La normativa europea define así a los aerosoles: “conjunto formado por un recipiente no reutilizable de metal, vidrio o plástico que contenga un gas comprimido, licuado o disuelto con o sin líquido, pasta o polvo y esté provisto de un dispositivo de descarga que permita la salida del contenido en forma de partículas sólidas o líquidas suspendidas en un gas en forma de espuma, pasta, polvo o estado líquido”.
Historia del aerosol:
La fabricación del primer aerosol tuvo lugar en Estados Unidos en la década de los años 40 del pasado siglo. Los soldados estadounidenses lo usaban durante la Segunda Guerra Mundial para combatir las enfermedades causadas por algunos insectos en el área del Pacífico. Se fabricaron 50 millones de unidades, muchas de las cuales regresaron al mercado norteamericano después de la contienda como excedente del ejército.
A raíz de ello, y ya en la década de los 50 y 60, se empezaron a fabricar los primeros insecticidas, ambientadores y lacas para el cabello. El primer aerosol no se fabricó en España hasta 1957. La gama de productos se fue extendiendo ampliamente y la producción multiplicándose exponencialmente en todo el mundo. Fabricados originariamente a partir de una lata de aluminio estirado, los aerosoles empezaron pronto a fabricarse también como envases de tres piezas de hojalata.
¿Contaminan los aerosoles?
A finales de los 70 se descubrió que el uso masivo de los aerosoles estaba erosionando gravemente la capa de ozono debido a los clorofluorocarbonos (CFC) que poseían. La comunidad internacional y la industria tomaron cartas en el asunto suprimiendo estos componentes nocivos.
Actualmente, la industria muestra su compromiso con el medio ambiente mediante la minimización de residuos y el reciclaje de sus envases. Los aerosoles ya utilizan una proporción significativa de metal reciclado, es una tendencia cada vez más creciente.
Aplicaciones de los aerosoles:
Como ya hemos dicho, los aerosoles se usan para envasar una gran cantidad de productos de diversas aplicaciones, tanto a nivel doméstico como industrial:
- Hogar: ambientadores, insecticidas, quitamanchas, productos de limpieza, etc.
- Perfumería y cosmética: desodorantes, lacas, espumas de afeitar…
- Arte y diseño: laca fijadora, adhesivos, pinturas…
- Medicina: inhaladores respiratorios
- Ocio: nieve artificial
- Alimentación: nata, crema chantilly
Los envases aerosol son fabricados con materiales reciclables, y una parte importante del metal usado en su fabricación proviene de materiales reciclados. Un 75% de envases utilizan hojalata, un 24% aluminio y menos del 1% son de vidrio o plástico.
En la UE se reciclan, con distintas formas y métodos, unos 1.000 millones de aerosoles.
Reciclaje de los aerosoles:
Para tratar adecuadamente los aerosoles vacíos o desechados, debe separarse y tratarse cada componente de forma distinta.
Los sprays domésticos (de espuma de afeitar, nata, chantilly, desodorantes, etc) pueden ser depositados en el contenedor amarillo, junto al resto de envases metálicos, envases de plástico y briks.
Aquellos que estén llenos o consumidos solo parcialmente deben ser considerados según la clasificación de su contenido -lean las instrucciones del envase-, en general “extremadamente inflamable”, deben ser llevados a los puntos Limpios o de recogida especial para su tratamiento, es el caso de los que contienen productos farmacéuticos que pueden depositarse en los puntos SIGRE de las farmacias.
La Unión Europea recomienda el reciclaje de todo tipo de aerosoles.