Pilas

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Este mes vamos a hablar de un producto cuyo reciclaje es especialmente necesario porque algunos de sus componentes son muy nocivos para el medio ambiente y por tanto pueden serlo para nuestra salud y los ecosistemas. Hablamos de las pilas, esos acumuladores de energía con dos terminales que representan los polos positivo y negativo. Sus componentes químicos se transforman en electricidad mediante unos determinados procesos químicos. De forma cilíndrica o rectangular, las pilas se distinguen de las baterías en que son productos que, una vez agotados, se desechan. Bien es cierto que en los últimos años van ganando fuerza las pilas recargables, más ecológicas, que se pueden comprar con su correspondiente cargador eléctrico. Aunque también contaminan, pueden ser recargadas cientos de veces y son una alternativa mucho más limpia y rentable.

Transistores, relojes, despertadores, linternas, cámaras de fotos, juguetes, reproductores de mp3, mandos de la tele o del equipo de música… son solo algunos de los objetos corrientes que pueden funcionar con pilas en cualquiera de nuestros hogares. Hasta hace no tantos años, las pilas convencionales se tiraban directamente a la basura una vez agotada su energía e iban a parar a los vertederos. Esto se debía a la falta de información.

Puntos Limpios y contenedores

Actualmente, los Puntos Limpios recogen en ciudades y pueblos estos y otros productos que requieren algún tratamiento especial –es el caso de aceites de cocinar y motor, productos químicos, teléfonos móviles, baterías y cargadores, aparatos eléctricos, lámparas fluorescentes, bombillas, juguetes, barnices y pinturas, aerosoles, muebles, maderas, metales, ropas, termómetros, CD’s y un largo etc.-. También existen en nuestras calles lugares donde encontraremos contenedores de pilas. De igual modo, determinadas instituciones, como Ayuntamientos, así como comercios y supermercados colaboradores suelen disponer de puntos de reciclaje de pilas. De esta forma, conseguimos un doble objetivo: el reciclaje parcial de las pilas, por un lado, y que no terminen contaminando aire (vía combustión), suelos, ríos ni mares, por el otro.

Y es que según la organización ecologista Greenpeace:

– Una pila de mercurio puede contaminar hasta 600.000 litros de agua

– Una pila alcalina: 167.000 litros de agua

– Una pila de óxido de plata: 14.000 litros de agua

– Una pila de zinc-aire: 12.000 litros de agua

– Una pila de carbón-zinc: 3.000 litros de agua

El mercurio, zinc, cadmio, níquel o plomo son metales pesados altamente tóxicos que deben ser tratados convenientemente y que pueden ser recuperados en buena parte.

Si lo deseáis, podéis buscar el Punto Limpio más cercano, aquí. Y si todavía no contáis con un punto de recogida o con un contenedor de pilas en el colegio ni cerca de casa o del trabajo, no dudes en reclamar información a tu ayuntamiento.

Contenedor de pilas

Imagen: http://www.miciudadreal.es/fotos/2007/3711.jpg 

Proceso de reciclaje:

Las pilas convencionales son sometidas a un proceso mecánico con diferentes etapas de trituración bajo condiciones de refrigeración con nitrógeno. Las pilas trituradas se introducen en un destilador que se calienta hasta la temperatura adecuada para su posterior condensación. Las pilas de botón son sometidas a un proceso de tratamiento para la recuperación de mercurio también mediante destilación.

El reciclaje de una tonelada de pilas usadas permite la obtención de 600 kg de metales pesados, incluidos, por ejemplo de 300 a 350 kg de zinc, 20 kg de níquel y 2 kg de mercurio. Estos compuestos, contenidos en una sola pila, son suficientes para contaminar 40 litros de agua durante 50 años.

La Unión Europea impulsó la recuperación y reciclaje de pilas y baterías con una directiva en el año 2006. Se fijó como meta para 2016 obtener un 45% de materiales recuperados. Este objetivo solo se alcanzará con el compromiso de todos: ciudadanos, empresas, industrias e instituciones.

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